lunes, 13 de junio de 2011

 
JUAN REVELO REVELO




BIOGRAFÍA  


Poeta y narrador nariñense, nació en Ipiales, Nariño, Colombia, en 1946. Estuvo vinculado a varias empresas multinacionales de Colombia y el exterior, y después trabajó como Asesor de CINTERFOR en Buenos Aires y de la UNESCO en París, La Habana y México, país en el que vivió durante veinte años, y donde participó en los talleres literarios de los grandes maestros Juan Rulfo y Octavio Paz.


LA SOLEDAD


Todas las noches
La soledad abre las puertas de mi tristeza
Entra en mi apartamento
Se bebe una copa de vino
Se mete desnuda en mi cama
Me abraza... me besa... me acaricia...
Y a veces llora conmigo.
Todas las noches
La soledad quiere estar a mi lado
Y ya me estoy acostumbrando a su presencia.
En verdad es una fiel compañera
Como ninguna otra.
Me comprende
No me reprocha
Nunca se enfada y jamás me abandona.
En los últimos días he dedicado mayor cantidad de tiempo
A observarla con cuidado
Y cada vez la encuentro
Más subyugante y más hermosa.
Será que estoy enamorado de ella?...


EL REENCUENTRO


Hoy por fin la vi
Después de muchos años.
Su mirada curiosa pegada a la euforia
Y su voz –había tanto que contar-
Deshojando pétalos de luz
En la oscuridad de los recuerdos.
Hoy pensando en el arco iris de sus besos
Renazco en medio de un torbellino de emociones
Y la presiento mía nuevamente
No se por cuántas lunas
Sin importarme el tiempo que se ha ido
Como si este pellizco de vida que nos queda
Fuera un siglo para los dos
-el último posible-
para retener la felicidad
que ayer bebimos juntos.


FLORECE TU VOZ


No se ha ido tu risa
Ni la claridad de tu palabra.
Revives en cada atardecer
En cada gota de lluvia
Que moja los párpados del día.

Florece tu voz en mi soledad
Y mi memoria dibuja tu recuerdo
Que tiene la perfecta textura del amor.
No se ha marchitado la luz que sembraste en mi casa
Ni han dejado de volar los pájaros
Cerca de la ventana.
El viento nostálgico
Sigue deshojando los árboles de julio
A las cinco de la tarde como el último día.
La espera no tiene fin.
                                                        Tú estás lejos y yo sigo triste.

JAVIER RODRIGUEZ



BIOGRAFÍA
Yascual, Colombia, 1956. Licenciado en Filosofía y Letras, Postgrado en Informática Educativa y Egresado en Derecho. Autor de los libros: “Cantares del Sur del Tolima” (ensayo), Ajetreos Sigilares (poesía), “Resguardo Indígena de Yascual” (ensayo), “poetas y Narradores Nariñenses” (antología), “Subversión del Silencio” (poesía), “La palabra imaginada” (ensayos) y “Onírica” (poesía). Director del Portal Literario: xexus.com.co. Email: xexus@com.co





SOLEDADES


Hay momentos en que urgimos de una mano amiga:
Para poder avanzar,
Para tomar decisiones,
Para hacer un alto en el camino,
Para levantarse y proseguir,
Para disculparnos,
Para mirar atrás,
Para coger fuerzas,
Para ser mejores,
Para respetar al Otro,
Para soñar despiertos,
Para dejar huellas,
Para no quedarnos a mitad de camino.
Hay instantes en que mas que nunca
necesitamos una mano amiga:
Para no morirnos de aburrimiento,
Para no quedarnos solos...
Porque yo sin ti y tú sin mi,
la vida no tendría sentido.


VINO GRIEGO


Atónito observo,
cómo se apresura la soledad en las fronteras de mis días,
en medio del sabor agridulce de la fresa salvaje
juguetando con las hadas en el jardín de la infancia,
mientras escucho una sinfonía de alondras y silencios,
esperando desvanecerse en mis adentros.
Pendo de una línea que me invita a alejarme,
emprender el vuelo y asumir nuevas aventuras.
Hoy, he dado la vuelta al pañuelo.


SONATA DEL SECUESTRADO


Desde que te arrebataron de los sueños
no hemos dejado de pensar en ti
y en el reencuentro.
Nos haces mucha falta.
Aunque te encuentres lejos,
cada día.... el amor nos acerca.
La ausencia aunque consume nos ha hecho mejores,
nos ha mantenido unidos,
buscando tras el velo de la noche
nuevas formas de vivir.
Quienes te amamos, te decimos
desde algún rincón, te pedimos,
conserves la serenidad y la esperanza,
de que pronto terminarán dolor y confinamiento.
Sé fuerte y piensa que mañana
Estaremos juntos, juntos... otra vez
Y esta vez, para siempre.
Porque somos tu sangre
Piel de tu piel,
Retazos tuyos.
Somos.
No importa cuánto tiempo estemos separados,
siempre te estaremos esperando.

PASTUSITA
por Oscar Fernando Soto Agreda 


 

Guías dejando en mis labios
Ese amor de juventud,
Con el arca de tus besos encendida
Entreabierta al éxtasis profundo
De calmar una sed,
De conocer un mundo.

Y vibraba tu cuerpo en un regio galope
Que te venía de adentro
Que nacía de tu alma
Y llenaba mi sangre de increíble potencia
De la grandiosa fuerza
Con que marcha el universo.

Y mientras tus besos tocaban
Mis labios con ansia loca
Me trasladé en otros tiempos,
Me devolví en la historia.

Puede ver que los abuelos
Disfrutaban de los cuentos,
De los paseos al Ejido
De las borondas del cuspe
Y en Pandiaco las termales.

Me embriagué de nostalgia
Al ver en mi pensamiento
A aquellas guaguas clinudas
Y a la piscuda del barrio
Y a aquel vecino achilado.

Y vi en ti a esa pastusa
Que en las fotos sonreía
Aquella en cuyas quernejas
Las flores resplandecían
Con aromado color rojo.

Aquella de follones encendidos
Y de pelearinga enagua
De extraña y sensual blusa
De zarcillos boniticos
Y besos dados con ñapa.

Vi en ti a aquella pastusa
Que bailaba la guaneña
Agachando su cintura
Con la vanidad terciada
Y en pases de medias vueltas.

Aquella que los bambucos
Los danzaba con pañuelos,
Con mirada picaresca
Terciando sus alpargatas
En la punta de los dedos.

Aquella que iba a la pila
Con jarras de arcilla negra
Y que cargaba las aguas
Con puros entre las jigras
Y rizadas en los labios.

Y entre tus ojos cerrados
Recordé sus ilusiones
Que eran agrados al cielo
Porque jamás alcanzaban
A pasar las pantorrillas.

Si, te imaginé en aquel tiempo
Cuando el beso se tenía
En el más bajo concepto
Y el escote no bajaba
Por no acercarse al infierno.

A esos años remotos
Me trasladaba tu boca,
A ese hermoso paisaje
Del Pasto viejo, arrimado
A las alas del recuerdo.

Y en esa fiera ñapanga
Que pinté en mi pensamiento
Vi en tus ojos, tu figura
Plasmados entre las telas
Y en ilusiones ya viejas.

Vi en ti a la pastusita
Que sus tochos sonrojaba
Ante el piropo lanzado
O ante el beso que le daban
Tan solo por condenarla.

Que nunca faltaba a misa
Pues en el cura creía
Más que en su pensamiento
Y evocaba los abrazos
Con el más bajo concepto.

Aquella que las mejillas
Se le tornaban tan rojas
Cuando el joven indecente
Con sus ojos maliciosos
Le miraba las rodillas.

Me figuré a esa pastusa
Que creía en la oración,
Que no salía ni al balcón
Por el temor a sus padres
Y de pecar contra Dios.

Aquella en quien la inocencia
Se amartelaba en los ojos,
Se le escurría hasta el alma
Y le agrandaba el pecho
Y le ennoblecía la entraña.

Aquella que el matrimonio
Le caía desde el cielo
Con una misión de madre
Que si por ella fuera
La cumpliría cien veces.

Y vi en ti a esa pastusa
Que se achilaba por nada
De grandes trenzas coquetas
Follón largo, inquieta enagua
Y muchos dados con ñapa.

Si…mientras tu cuerpo vibraba;
Aquí, junto a mi universo;
Me trasladé a ese pasado
Y te hice mi ñapanga
Siendo yo, tu pastuso amado.
Ven, por qué no traes
La chalina morada
Y los follones largos
Con que vestía la abuela.

Esas candongas grandes
Y el prendedor del cofre
Y la enagua bordada
Y el pintalabios rojo.

Y así bien disfrazada
Acércame tu boca
Para volver de nuevo
Al Pasto del recuerdo.

Quiero ver la ñapanga
De las trenzas coquetas
De la inquieta mirada
Y los besos con ñapa.
 
Cortesía y colaboración: Carlos Guillermo López López